Del director Paul Schrader he visto algunas cintas, no todas. De lo visto hasta ayer, me quedaba con "Affliction", que me pareció una obra madura, sobria, elegante. Casi un clásico. En "Affliction" está el Nick Nolte más rudo y más humano filmado, su interpretación más adulta y conmovedora. Sin embargo, después de ver "First reformed" (en la versión española "El reverendo") tengo mi nueva obra predilecta de Schrader.
En la sala hay menos de una docena de personas. Un sábado lluvioso por la tarde, en el centro de Barcelona. Creo que hoy no juega el Barça. Un día ideal para ir al cine. A priori, me temía una cola enorme. Pero nada, lo dicho: menos de una docena de espectadores. Uno de ellos chatea en Whatsapp hasta que aparece la primera imagen. No es un jovencito. Los créditos iniciales no le interesan más que su chat.
Lo primero que me atrae es la capacidad que ha tenido Schrader para filmar en los EUA como si estuviese en Suecia. La cinta es un largo homenaje a Dreyer, al mejor Dreyer según mi gusto. De Dreyer sigo quedándome con "Ordet", de 1955. Y luego "Vampyr", claro. Creo que más de un plano de Schrader está sacado de "Ordet", así como el edificio de la iglesia que protagoniza la película.
Siempre tuve una debilidad para ver referencias a Tarkovsky en el cine, y aquí también están. Referencias incluso gráficas, no solo conceptuales: la cascada de cabello de la joven Mary en el instante previo a la levitación es una réplica de algo muy parecido en "El espejo" del ruso. Sobre la presencia de Tarkovsky en la cinta de Schrader podría extenderme y no lo haré, por miedo a la adulación y, por consiguiente, al ridículo. Pero he visto fragmentos de "Sacrificio" y de "Andrei Rubliev". Incluso de "Stalker", y bastante obvios. Uno se siente cómodo y como en casa cuando descubre las citas de Tarkovsy en una cinta de hoy. Me digo "vaya, estoy como en casa, con amigos". Las cintas del director ruso me produjeron algo que podría llamarse una epifanía, y es muy grato saber que, en una parte del planeta (tan lejana de mi como de Andrei) alguien lo reivindica, hoy.
Cuando Tarkovsky rodó "Sacrificio" sabía que el cáncer estaba muy avanzado, sabía que no habría otra cinta, que se encontraba ante las puertas del fin del mundo.
Es difícil (e inútil) resumir la cinta de Schrader, pero voy a intentarlo con muy pocas palabras: un sacerdote cristiano se pregunta si Dios podrá perdonar el daño que infrigimos a su obra. El hombre ha sufrido un despertar muy repentino a la conciencia ecológica, y eso es algo que, en un primer instante, me chirriaba. Lo único que no me encajaba bien: ¿se puede despertar a una nueva conciencia tan velozmente como lo hace él? Sin embargo, y después de pensarlo, mi respuesta es sí. Se puede. Del mismo que uno se puede iluminar de repente (u oscurecerse en un solo instante). Saulo de Tarso creyó de repente. Chateaubriand lo cuenta con unas palabras bellísimas: Lloré y creí. J'ai pleuré et j'ai cru. Dios llega en un solo instante, no necesita largos procesos: su voz resuena en lo más profundo, sin necesidad de convencer con razones intelectuales. De repente está ahí y nada podrá ser como antes. Vendrán luego las razones, los motivos, los argumentos y la lógica. Después. Y más tarde las consecuencias, que pueden ser definitivas.
En el interior del cristianismo (del cristianismo místico, no del vaticano) hay una invitación a la muerte, a la renuncia definitiva, al sacrificio con todas las consecuencias. Algunos autores se ocuparon de eso. El reverendo de la cinta se rebela ante el maltrato que los hombres le producen a la creación de Dios que es el mundo, pero a la vez maltrata a su cuerpo, que también es creación divina. Paolo Sorrentino, el director de cine que poco o nada tiene que ver con todo esto, le hace decir al protagonista de "La Juventud": la vida no me ha gustado mucho. El mismo personaje que ha dicho esto no cree en los cuidados paliativos que le ofrecen: acepta lo que el destino le da. Morir.
Vuelvo a Tarkovsky: en "Andrei Rubliev", el monje protagonista asiste a la visión de la pasión de Cristo enmedio de la estepa helada, en un instante de duda. Cristo asciende por una pendiente nevada bajo la cual la nieve se ha desplomado y aparece la tierra. La herida en la tierra, eso es la pasión de Cristo: una herida sangrante en la Tierra. Schrader revisita esa imagen cuando filma al cura andando por el caminito de tierra roja enmedio de la nieve que le lleva hasta el cadáver de un suicida que se ha inmolado, también, para sacrificarse y remover nuestras conciencias. El joven suicida tiene algo de un Cristo lleno de dudas, agobiado por malos presagios. Un Cristo del siglo XXI, sin esperanza, y que evita la paternidad en consecuencia. Un Cristo cuyo aspecto recuerda a la efigie del Che Guevara en los últimos tiempos del argentino y que nombra la edad de 33 años durante un dialógo muy largo, en una escena osada.
"First reformed" podría convertirse en una película de culto, pero quizás solo hablo por mi. Veo, en internet, que gentes de varias partes del mundo y de edades muy diversas debaten sobre el significado de la escena final, que hiela la sangre de los espectadores. Aunque sean pocos y algunos de ellos demasiado pendientes del whatsapp. ¿Hay esperanza o desesperación en esa escena final? No lo voy a responder. Mi deseo (mi necesidad, supongo) de interpretar esa escena final como la revelación de un milagro me lleva a pensar de nuevo en el final de "Ordet". Dreyer mostró un milagro y se quedó tan pancho: ahí lo tenéis, parece que diga, feliz el que cree. El valor inmenso que tuvo Dreyer cuando rodó un milagro sin perder la compostura. Finalmente, la intervención divina. Finalmente, pues, el destello de la esperanza en un mundo sucio y corrupto, feo.
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Dejo el enlace al trailer de "El reverendo" y al de "Affliction" para los curiosos.
Y para los más curiosos, también el trailer de "La juventud" de Sorrentino.
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